10-02-2005, 01:20 AM
GURÚ DEL KAMASUTRA EXPLICA QUÉ DEBE HACER ÉL PARA SER UN AMANTE PERFECTO
Si hay algo que a los hombres les cuesta comprender es la sicología femenina. Por eso suelen tropezar con las mismas piedras a la hora de hacer el amor con sus parejas. Alicia Gallotti, escritora y articulista por más de 10 años en Playboy dice que el que quiera ser buen amante debe sacudirse el egoísmo, explotar su sensibilidad e imaginación y aplicar algunos de los sabios consejos que entrega en su libro Kama- sutra para la mujer.
Hay normas básicas si se quiere una buena performance sexual. Él debe tener en claro que cada mujer es un nuevo territorio sensual a explorar y que toda fórmula repetida “sale podrida”. Ella debe saber que no existen los amantes-adivinos. Por eso no sólo debe conocer a la perfección su propio cuerpo y sus áreas más sensibles y erógenas, sino que también debe aprender a decirle a su pareja (o al menos insinuarle si es muy tímida) cuáles son sus secretos para poder recibir y dar placer.
“Las mujeres deben despojarse de falsos tabúes y aceptar el sexo como algo positivo. Eso constituye un buen punto de partida. Eso significa dejar fuera de la cama el miedo a no gustarle a él, el miedo a tener una relación sexual con luz y que entonces él descubra que tiene celulitis o no se ha depilado. En síntesis, el miedo a ser rechazada”, dice Alicia Gallotti, escritora argentina y autora del libro “Kama-sutra para la mujer” (Editorial Planeta).
Basta un espejo
El aparato sexual femenino está casi en su totalidad oculto, salvo la vulva, que tampoco está del todo a la vista. Dada su poca visibilidad es muy importante que cada mujer conozca sus zonas íntimas en la forma más precisa posible. “Esto puede hacerlo a través de un espejo. Conocerse es el primer paso para una sexualidad sana y gratificante. Si yo no me conozco y no tengo idea dónde está mi clítoris no puedo guiar al otro para obtener placer”, dice Golloti, quien agrega que “desgraciadamente la cantidad de mujeres que no se conocen es mucho más frecuente de lo que uno pueda pensar”, dice.
Lo que él no debe hacer
Galloti -que estuvo hace unas semanas en Chile, como parte de una gira por Latinoamérica- nos cuenta desde Barcelona que los varones suelen creer que la mujer va en busca del hombre perfecto, pero lo que buscan es a aquel que al hacer el amor la haga sentirse de verdad deseable. “La sicología femenina puede sentir rechazo cuando las caricias son mecánicas o si perciben prisa del amante por erotizarlas y acelerar momentos de penetración, ya que esta sensación las lleva a pensar que él sólo desea estimularlas en busca de su propio placer. Al contrario, sus fantasías se disparan si las caricias no son previsibles y se evitan los roces mecánicos en senos y vulva”, aconseja.
Galloti dice que a las mujeres les carga “cuando le hacen caricias por compromiso, cuando no prestan atención a lo que a ellas realmente le gusta y creen que todas las mujeres son iguales y responden a los mismos estímulos. En síntesis, cuando no disfrutan tanto con su placer como con el de ella”, explica la escritora argentina.
En ese sentido la comunicación es vital. “Se adquiere confianza en los juegos eróticos, mimando los sentidos y sobre todo, diciéndose qué desean dar y recibir para sentir el máximo placer sexual”.
El clítoris la lleva
Así como la mujer debe conocer su cuerpo para guiar a su pareja, él también tiene que aprender cómo y dónde estimular sexualmente a su amante. Para ambos, es primordial-entonces- conocer la ubicación del clítoris. Éste está formado por dos cuerpos cavernosos que se endurecen y aumentan de tamaño -se erectan- durante la estimulación sexual. Para que ella o él lo identifiquen, tienen que buscar una protuberancia carnosa, parecida a un pequeño pene, que está casi escondido entre los labios menores de la vagina. La porción del clítoris que permanece a la vista es el glande, de consistencia flexible y color rosado.
El clítoris aumenta de tamaño al ser estimulado. En cada mujer tiene forma y tamaño distinto. Puede ir de uno a 10 centímetros.
Su función es dar placer sexual a la mujer y otorgarle la posibilidad de ser multiorgásmica.
Su estimulación puede ser manual, oral o con el pene. Sea como sea debe ser con mucho cuidado. La mujer debe decir cómo le gusta que la toquen, porque de otra puede generar erosión y dolor en la zona. “El acercamiento al clítoris debe ser suave, yendo y viniendo por la vulva. La mayoría de las mujeres sólo con este contacto logran el clímax”, nos explica la escritora.
Zonas erógenas
Para una mujer el preámbulo amoroso es esencial. En ese ámbito las caricias juegan un rol muy importante. Si bien cada cuerpo tiene sus propias áreas sensibles, hay algunas que en la mayoría provocan sabrosas sensaciones, como: lóbulos de las orejas, cuello, nuca, hueco de las axilas, lados del cuerpo próximos al nacimiento de los senos y ombligo, el cóccis, las caderas y las nalgas.
Los masajes son muy útiles para que ella descubra nuevas zonas erógenas en su cuerpo. Utilizar aceites o cremas lubricantes en las manos permiten una mejor sensación y un más fácil deslizamiento.
“En el rostro se localizan algunos puntos álgidos, como el nacimiento del cabello o las sienes que, si se recorren con las yemas de los dedos realizando movimientos rotatorios, despiertan intensas sensaciones, más aún cuando estos movimientos rozan luego, levemente, labios, cuello, orejas y nuca”, dice el libro.
Otra caricia erógena es el roce en la piel de la cara posterior de las rodillas que desciende hacia las piernas y los pies. Esto hace que la mujer se estremezca y aumente su deseo.
POSTURAS
Según explica la experta -cuyo libro trae una decena de ilustraciones con posturas sexuales- las mejores poses son aquellas que permiten la excitación del clítoris, “ya sea por el roce con el cuerpo del amante o porque permiten que la mano de ella o de él acaricie esta zona”, dice.
Una de las posturas que grafica y explica Gallottti en su libro es la denominada “cadencia íntima”. Ella debe colarse de espalda, sobre el brazo de él. Levantar su pierna izquierda y pasarla por encima del muslo del hombre, para que la penetración sea de lado. El clítoris queda expuesto, por lo que además puede ser estimulado manualmente por ella o él.
Si hay algo que a los hombres les cuesta comprender es la sicología femenina. Por eso suelen tropezar con las mismas piedras a la hora de hacer el amor con sus parejas. Alicia Gallotti, escritora y articulista por más de 10 años en Playboy dice que el que quiera ser buen amante debe sacudirse el egoísmo, explotar su sensibilidad e imaginación y aplicar algunos de los sabios consejos que entrega en su libro Kama- sutra para la mujer.
Hay normas básicas si se quiere una buena performance sexual. Él debe tener en claro que cada mujer es un nuevo territorio sensual a explorar y que toda fórmula repetida “sale podrida”. Ella debe saber que no existen los amantes-adivinos. Por eso no sólo debe conocer a la perfección su propio cuerpo y sus áreas más sensibles y erógenas, sino que también debe aprender a decirle a su pareja (o al menos insinuarle si es muy tímida) cuáles son sus secretos para poder recibir y dar placer.
“Las mujeres deben despojarse de falsos tabúes y aceptar el sexo como algo positivo. Eso constituye un buen punto de partida. Eso significa dejar fuera de la cama el miedo a no gustarle a él, el miedo a tener una relación sexual con luz y que entonces él descubra que tiene celulitis o no se ha depilado. En síntesis, el miedo a ser rechazada”, dice Alicia Gallotti, escritora argentina y autora del libro “Kama-sutra para la mujer” (Editorial Planeta).
Basta un espejo
El aparato sexual femenino está casi en su totalidad oculto, salvo la vulva, que tampoco está del todo a la vista. Dada su poca visibilidad es muy importante que cada mujer conozca sus zonas íntimas en la forma más precisa posible. “Esto puede hacerlo a través de un espejo. Conocerse es el primer paso para una sexualidad sana y gratificante. Si yo no me conozco y no tengo idea dónde está mi clítoris no puedo guiar al otro para obtener placer”, dice Golloti, quien agrega que “desgraciadamente la cantidad de mujeres que no se conocen es mucho más frecuente de lo que uno pueda pensar”, dice.
Lo que él no debe hacer
Galloti -que estuvo hace unas semanas en Chile, como parte de una gira por Latinoamérica- nos cuenta desde Barcelona que los varones suelen creer que la mujer va en busca del hombre perfecto, pero lo que buscan es a aquel que al hacer el amor la haga sentirse de verdad deseable. “La sicología femenina puede sentir rechazo cuando las caricias son mecánicas o si perciben prisa del amante por erotizarlas y acelerar momentos de penetración, ya que esta sensación las lleva a pensar que él sólo desea estimularlas en busca de su propio placer. Al contrario, sus fantasías se disparan si las caricias no son previsibles y se evitan los roces mecánicos en senos y vulva”, aconseja.
Galloti dice que a las mujeres les carga “cuando le hacen caricias por compromiso, cuando no prestan atención a lo que a ellas realmente le gusta y creen que todas las mujeres son iguales y responden a los mismos estímulos. En síntesis, cuando no disfrutan tanto con su placer como con el de ella”, explica la escritora argentina.
En ese sentido la comunicación es vital. “Se adquiere confianza en los juegos eróticos, mimando los sentidos y sobre todo, diciéndose qué desean dar y recibir para sentir el máximo placer sexual”.
El clítoris la lleva
Así como la mujer debe conocer su cuerpo para guiar a su pareja, él también tiene que aprender cómo y dónde estimular sexualmente a su amante. Para ambos, es primordial-entonces- conocer la ubicación del clítoris. Éste está formado por dos cuerpos cavernosos que se endurecen y aumentan de tamaño -se erectan- durante la estimulación sexual. Para que ella o él lo identifiquen, tienen que buscar una protuberancia carnosa, parecida a un pequeño pene, que está casi escondido entre los labios menores de la vagina. La porción del clítoris que permanece a la vista es el glande, de consistencia flexible y color rosado.
El clítoris aumenta de tamaño al ser estimulado. En cada mujer tiene forma y tamaño distinto. Puede ir de uno a 10 centímetros.
Su función es dar placer sexual a la mujer y otorgarle la posibilidad de ser multiorgásmica.
Su estimulación puede ser manual, oral o con el pene. Sea como sea debe ser con mucho cuidado. La mujer debe decir cómo le gusta que la toquen, porque de otra puede generar erosión y dolor en la zona. “El acercamiento al clítoris debe ser suave, yendo y viniendo por la vulva. La mayoría de las mujeres sólo con este contacto logran el clímax”, nos explica la escritora.
Zonas erógenas
Para una mujer el preámbulo amoroso es esencial. En ese ámbito las caricias juegan un rol muy importante. Si bien cada cuerpo tiene sus propias áreas sensibles, hay algunas que en la mayoría provocan sabrosas sensaciones, como: lóbulos de las orejas, cuello, nuca, hueco de las axilas, lados del cuerpo próximos al nacimiento de los senos y ombligo, el cóccis, las caderas y las nalgas.
Los masajes son muy útiles para que ella descubra nuevas zonas erógenas en su cuerpo. Utilizar aceites o cremas lubricantes en las manos permiten una mejor sensación y un más fácil deslizamiento.
“En el rostro se localizan algunos puntos álgidos, como el nacimiento del cabello o las sienes que, si se recorren con las yemas de los dedos realizando movimientos rotatorios, despiertan intensas sensaciones, más aún cuando estos movimientos rozan luego, levemente, labios, cuello, orejas y nuca”, dice el libro.
Otra caricia erógena es el roce en la piel de la cara posterior de las rodillas que desciende hacia las piernas y los pies. Esto hace que la mujer se estremezca y aumente su deseo.
POSTURAS
Según explica la experta -cuyo libro trae una decena de ilustraciones con posturas sexuales- las mejores poses son aquellas que permiten la excitación del clítoris, “ya sea por el roce con el cuerpo del amante o porque permiten que la mano de ella o de él acaricie esta zona”, dice.
Una de las posturas que grafica y explica Gallottti en su libro es la denominada “cadencia íntima”. Ella debe colarse de espalda, sobre el brazo de él. Levantar su pierna izquierda y pasarla por encima del muslo del hombre, para que la penetración sea de lado. El clítoris queda expuesto, por lo que además puede ser estimulado manualmente por ella o él.
Tengo Ganas de ti, de tu aroma y de tu ser,
de tu sabor y de tu piel,
de sentirte y hacer,
aquello a lo que tu llamas placer.
de tu sabor y de tu piel,
de sentirte y hacer,
aquello a lo que tu llamas placer.